viernes, 27 de julio de 2012

UN TRABAJO TERAPEUTICO SOBRE LOS ARQUETIPOS

 A lo largo de los cuatro últimos años, tanto en los cursos sobre arquetipos femeninos y esencias florales como en la consulta, he tenido oportunidad de utilizar las esencias florales de La canción de Eva en numerosas ocasiones. Al poner en común la información de mi experiencia con la de otros y otras terapeutas la opinión unánime es la de la profunda capacidad de transformación que estas esencias aportan al proceso terapéutico. No sólo son efectivas sino que, utilizadas con el necesario conocimiento, son realmente potentes y rápidas, acortando notablemente los procesos de toma de conciencia, trascendencia e integración del campo de información arquetípica que pueda estar limitando a la persona.
 Presento aquí la experiencia real de algunos casos, obviamente los nombres, edades y algunos otros datos han sido cambiados para mantener la privacidad de las personas. El resto de la información es real y puede servir para hacerse una idea de la efectividad de las esencias, siempre y cuando sean utilizadas con el conocimiento pleno del campo de información que conllevan.


 Ambos casos forman parte del libro “Arquetipos femeninos y esencias La canción de Eva” escrito en coautoría con Laura Mayorga y que próximamente será editado por Continente.


CASO I: ESENCIA FLORAL EVA.

 Andrea, de 38 años, era una mujer triunfadora, con un alto puesto en la función pública, trabajadora, competente, con cierto grado de poder, una buena posición económica, pero algo en su vida no encajaba, ya que no se sentía serena ni satisfecha. Llegó a la consulta en un estado de desarmonía notable, con ansiedad, decepción vital, hipersensible y otros síntomas externos de una gran desarmonía interior. Comenzamos el proceso terapéutico atendiendo a aquellos aspectos de su vida presente, interna y externa, que podían estar contribuyendo a mantenerla en dicho estado. Durante un tiempo trabajamos con esencias florales del sistema Bach, hasta que en un momento dado apareció el tema de la sexualidad, cuestión que también era problemática para ella. Sus relaciones sexuales eran poco satisfactorias y tenía gran dificultad para disfrutar y llegar al orgasmo. Profundizando en esta faceta de su vida salió a la luz la “educación sexual” que había recibido en su infancia y juventud, especialmente de su madre, a base de comentarios y alusiones hacia la sexualidad como algo sucio, inadecuado, pecaminoso, etc. El hecho de escuchar durante años estos comentarios había dejado en su plano emocional un recuerdo que, aunque a nivel intelectual sabía que era carente de todo sentido, a nivel emocional no podía dejar de sentir esa suciedad, ese “pecado” que estaba cometiendo, por lo que cuando mantenía relaciones sexuales le venía a la mente la imagen y la voz de su madre recordándole sus opiniones sobre el disfrute y el sexo. Sin quererlo, y en algunos aspectos de manera inconsciente, no era capaz de disfrutar ni de vivir una sexualidad sana por aquella educación recibida, sintiéndose sucia, pecadora y culpable consigo misma, a lo que se añadía el enfado por no poder deshacerse de aquellas ideas.

Al mismo tiempo que trabajábamos otros aspectos de su vida con esencias de Bach, iniciamos la toma de la esencia Eva – mujer culpable. A partir del primer mes Andrea comenzó a disfrutar más de su sexualidad, a no recordar las palabras de su madre ni a tenerla presente durante sus relaciones sexuales. Poco a poco el campo de información negativo creado en torno a la sexualidad se fue diluyendo, ya no se sentía sucia ni pecadora y la culpabilidad que durante tantos años la había atormentado fue dejando paso a la satisfacción sin remordimiento. De esta manera consiguió sanar un aspecto importante de su vida que la mantenía en tensión y en desarmonía vital, trascendiendo aquella “educación” recibida, propia de otros tiempos de mayor ignorancia y represión.


 CASO II: ESENCIA FLORAL HERA.

 Carlota llegó al curso de Terapia Floral más por desesperación que por curiosidad. Desde hacía algún tiempo su estado emocional se había ido alterando, pasando de la alegría cotidiana a una sensación de desinterés vital que le hacía vivir cada día con esfuerzo y desesperación. A sus 39 años parecía que lo tenía todo para ser feliz, una casa grande y bonita, dos hijas sanas y activas, un pequeño trabajo que le dejaba tiempo libre y le proporcionaba algo de dinero y satisfacción y un marido empresario, hombre de cierto éxito en su ramo. Sin embargo, Carlota no se sentía satisfecha, carecía de serenidad y cada nuevo día no era más que la repetición del anterior. A través del trabajo con la Terapia Floral fue aprendiendo a mirar hacia dentro, a atender a sus sensaciones, emociones, sentimientos y pensamientos y a descubrir qué aspectos dentro de ella permanecían desarmonizados y no le permitían vivir con serenidad. El curso de “Arquetipos femeninos y esencias florales de La canción de Eva” fue toda una revelación para ella, pues en cuanto se expuso el arquetipo Hera se dio cuenta de que tal y como estaba presentado, así era su vida. Se sentía insatisfecha consigo misma, con su vida y con su relación de pareja porque su marido, trabajador incansable, estaba más centrado en su empresa que en ella. Cuando llegaba a casa el hombre sólo quería relajarse, desconectar, y no la atendía a ella ni a las cosas que había hecho en la casa o en su trabajo, no se interesaba por ello y esto hacía que Carlota sintiese que no era importante, que no era apreciada ni valorada. Como en el caso del arquetipo, esperaba que su marido le diese valor a ella como persona, apreciando sus actividades o su trabajo y fundamentando su satisfacción interior en la apreciación de su marido y no en lo que ella sintiese por sí misma. Esta situación hacía que las expectativas cotidianas de Carlota respecto a lo que su marido debía hacer y demostrar se viesen frustradas cada día y su estado de ánimo, su confianza y su autoestima fueran disminuyendo poco a poco. Además, dado el círculo de relaciones sociales en el que se movían, Carlota permanentemente se mantenía al servicio de su marido para fiestas, viajes o cenas, acompañándolo y asumiendo el papel de esposa bonita, extrovertida y feliz que agrada a todo el mundo, aunque en muchas ocasiones, en su interior, no sintiese esto como real.
 La toma de la esencia Hera – esposa comprometida provocó un cambio en su actitud y en su ánimo. Pronto comprendió que la sensación de realización y satisfacción que ella buscaba no la iba a encontrar en su marido, ya que este estaba demasiado centrado en su trabajo, reuniones y comidas, y que, en el fondo, tampoco era su función. A raíz de esta toma de conciencia comenzó a asumir su responsabilidad para consigo, a desarrollar más su mundo profesional y personal, a priorizarse a sí misma en todos lo sentidos. Este cambio de conciencia le llevó a abrir su mente y su mirada, se dio cuenta de que su armonía y satisfacción dependía exclusivamente de ella y puso en marcha un proyecto personal y laboral que, “sorprendentemente” comenzó a tener éxito y a proporcionarle esa satisfacción interior que tanto deseaba. Integrado el arquetipo, la influencia de este como limitación en su vida cotidiana ha desaparecido y ahora se siente plena y realizada, con la capacidad de afrontar la vida y sus situaciones desde un lugar diferente, sin esperar que sea su marido el que tenga que venir a solucionar o a validar sus ideas, decisiones o acciones. Se ha vuelto una mujer independiente, fuerte y segura, algo que ella quería sentir a través de la figura del marido pero que ha tenido que aprender a crear desde ella misma.

 Estos y muchos otros trabajos han podido ser resueltos gracias a la sabiduría de las esencias florales, verdaderas maestras para un terapeuta floral que sepa escucharlas y reconocerlas en toda su profundidad informativa y energética.

 Sin duda os animo a formaros en profundidad en el uso de este sistema floral porque el beneficio que aporta al trabajo terapéutico es verdaderamente interesante.







miércoles, 25 de julio de 2012

LA CANCIÓN DE EVA”

Hace años, cuando tomé contacto con el mundo de la Terapia Floral, ésta era algo desconocido y misterioso. Veinte años después las cosas han cambiado mucho, ahora la Terapia Floral es más conocida, a muchas personas les suena eso de “flores de Bach”. En este marco de desarrollo creciente, de abundancia de información, de recursos y de esencias florales, hace unos años surgió, para mí, una nueva luz, un nuevo elemento de referencia que, sin saberlo en aquel momento, me llevaría a recorrer un nuevo “camino floral”. Estoy hablando de las esencias florales de “La Canción de Eva”.

Este set de doce esencias florales, profundamente vinculado con el trabajo sobre el inconsciente colectivo femenino, es una pequeña joya entre las decenas de sistemas florales que se han ido desarrollando a lo largo de los últimos treinta años. Doce esencias, doce representaciones arquetípicas, doce trabajos del alma que este sistema permite realizar de una manera tan sencilla como efectiva.

No soy elaborador de esencias florales, solo soy maestro y terapeuta floral, con esto quiero decir que no alcanzo a comprender en profundidad cómo Eduardo H. Grecco ha conseguido conectar con toda la información que estas esencias simbolizan, lo que sí puedo afirmar con convicción es que los trabajos que permiten hacer a los profesionales y a las pacientes es realmente profundo y efectivo. Y para ello, como profesionales, es mi opinión que los terapeutas deberían formarse y profundizar en el uso de estas esencias, no solo por una cuestión técnica, sino también por la belleza de los contenidos simbólicos y por ser capaces de reconocer el poder de “La canción de Eva” en toda su extensión.

El uso de estas esencias puede realizare en varios niveles de profundidad y conciencia. Habrá quien con la referencia que el propio Eduardo Grecco hace en el librito explicativo que acompaña al set floral tenga suficiente, pero también habrá profesionales y amigos de la Terapia Floral que, como yo, quieran beber de la fuente original de donde nacen las esencias, al menos a nivel conceptual, y para ello hay que realizar un largo viaje en el tiempo de 4.000 años, hasta el año 2.000 antes de nuestra era, donde probablemente empezaron a gestarse las leyendas e historias que mil quinientos años después darían forma a la mitología griega. Esto es lo fascinante de “La canción de Eva”, que a parte de hacer su trabajo en la paciente, nos permite un viaje en el tiempo y en el inconsciente, tomando contacto y conciencia de aquello que dio forma a nuestro inconsciente colectivo. Historias de diosas y mujeres, de amores y traiciones, dramas humanos y divinos que aún hoy se repiten una y otra vez en lo cotidiano y en la ignorancia de sus significados profundos.

¿Cómo puede ser que hoy, cuatro mil años después del tiempo en que aquellas historias se contaban a la luz y el calor del fuego en los hogares, las mujeres sigan viviendo las mismas experiencias? ¿Es que no ha cambiado nada en nuestra psique? ¿No hemos evolucionado? Una cosa son las herramientas, la tecnología, los aspectos materiales de nuestra existencia, otra diferente nuestro ser interior, nuestra alma y los caminos que ha venido a transitar. Nosotros, con todo nuestro desarrollo exterior, no podemos escapar del “drama de la existencia” nada más que a través de los procesos internos, dirigidos a ampliar nuestra conciencia. Para ello, la humanidad ha ido recorriendo caminos de desarrollo interior a través de diferentes disciplinas. Una son antiquísimas, otras son novísimas, pero en el fondo, como decían los romanos “nihil novum sub sole”, “no hay nada nuevo bajo el sol”. Los decorados de la película cambian, pero el argumento siempre es el mismo, el drama humano, no como algo penoso y triste de vivir sino como una trama en la que el hilo de cada vida se enreda en el de muchas otras vidas y se hace necesario desenredarlo para poder vivir en armonía y libertad. Para resolver esa trama hay que conocer los entresijos del guión, la letra pequeña, las notas al margen, los apuntes finales, todos esos pequeños detalles que forman parte de la vida aunque no sepamos leerlos. Aquí se sitúa “La canción de Eva”.

En mi experiencia profesional y personal, que comenzó como paciente de Terapia Floral en 1993, uno de los grandes momentos profesionales ha sido el encuentro con “La canción de Eva”, no solo por las esencias florales en sí, sino por todas las profundas implicaciones que conllevan cuando uno se atreve a profundizar en su significado, lo mucho que se aprende sobre el mundo femenino y sus tramas internas.

Dada mi tendencia eminentemente práctica, no me gusta plantear problemas sino dar soluciones, así que cuando “La canción de Eva” entró en mi vida, no pude dejar de aprovechar la oportunidad para profundizar en busca de la fuente original que me acercase más a la comprensión. De esa curiosidad apasionada nace el libro “Arquetipos femeninos y esencias florales La canción de Eva” y el curso del mismo nombre que en los últimos años he impartido; curso y libro que, junto con el set de esencias de “La canción de Eva”, han representado un gran movimiento en mi labor como terapeuta, como formador, como escritor y como persona.

Espero que esta breve reflexión sobre mi encuentro con “La canción de Eva” inspire vuestra curiosidad y os anime a acercaros a estas esencias florales tan especiales como efectivas. Un gran abrazo a todos los miembros de la familia floral.





viernes, 20 de julio de 2012

ESENCIAS FLORALES LA CANCIÓN DE EVA. SU TRABAJO SOBRE LOS ARQUETIPOS

  En este breve escrito quiero poner de manifiesto mi experiencia con las esencias florales de "La canción de Eva", inspiradoras del libro "Arquetipos femeninos y esencias florales La canción de Eva" y del curso del mismo nombre.

  Estas esencias florales, presentadas en una bonita y cuidada caja de cartón, son una herramienta que me permite tratar a muchas de mis pacientes, ayudándolas a trabajar aspectos del inconsciente colectivo femenino en los que están atrapadas sin ser conscientes de ello. El uso de estas esencias, de manera unicista o paralelamente al trabajo con las esencias florales de Bach, permite unos trabajos profundos, completos y rápidos sobre aspectos vitales de la mujer que pueden llevar años causando problemas en su vida. A veces bastan dos o tres sesiones para que el arquetipo sea integrado con una naturalidad asombrosa, sin grandes reacciones emocionales, sino paulatinamente. En otras ocasiones el trabajo se prolonga más sesiones, en mi experiencia pocas veces más allá de ocho a diez sesiones, pero todo depende de los casos.

  Sin duca, para mí, estas esencias fueron un gran regalo que me hizo personalmente Eduardo Grecco, por lo que le estoy agradecido.

  Volviendo a las esencias. Al ser un sistema de esencias relativamente novedoso todavía no es muy conocido por las y los profesionales de la Terapia Floral, sin embargo, os animo a probarlo porque los resultados son excelentes.

  El set lleva un pequeño libreto con información que Eduardo Grecco aporta, de ese punto de partida y espoleado por mi curiosidad, nació el libro que presentaremos en el Congreso Internacional de Cancún si para entonces está editado. El libro es un profundo estudio de los doce arquetipos que trabajan las doce esencias, del funcionamiento de las esencias, ejercicios para el trabajo práctico con cada arquetipo, etc. Todo un desarrollo para que los profesionales, y los que no lo son, puedan trabajar con las esencias florales comprendiendo en profundidad el sentido y el significado de lo que hacen. Si bien el libro es completo en sí mismo, el curso que se desarrolla a partir de la experiencia personal y los estudios añade un plus de vivencialidad, de trabajo personal, de visionado de películas y de realización de trabajos personales que llevan a la comprensión profunda de lo arquetípico no en la mente sino en el corazón.

  Espero que conferencia, presentación, libro y curso sea de vuestro agrado. Un saludo afectuoso a todas y todos.